El presente y, sobre todo, el futuro de una empresa dependen de la eficiencia del modelo que plantee para garantizar con él su competitividad y sostenibilidad. Porque la competitividad hoy no garantiza la competitividad de mañana. De las acciones pasadas se aprende, y este bagaje se puede emplear para evolucionar positivamente en la situación actual de un mercado en constante evolución.