Cuando hablamos hoy de la fabricación y distribución alimentaria, es difícil no recordar el despilfarro por diferentes causas, desde calidades no conformes de materias primas y errores de proceso en los fabricantes, pasando por la ineficiencia y deterioros en la cadena logística, y terminando en la frecuente falta de conciencia en los hogares. Pero dejemos ahora a un lado a éstos últimos, con una problemática mucho más dispersa, para concentrarnos en las plantas y flujos de suministros hasta ellos. Crear ejemplo. Porque no se trata solamente de un problema de costes; es más, esto es lo menos importante. Es, sobre todo, un asunto moral, cuando hay tantas personas en el Mundo que pasan hambre. Y mirándolo de forma egoísta por las empresas del sector, será un problema el que las personas que trabajan en ellas, cada vez más preparadas y cultas, están concienciándose, y esperan que las organizaciones hagamos algo determinante para evitar semejante disparate . Afortunadamente, nos puede ayudar el que la base real del 4.0, modelo de funcionamiento de la fábricadel futuro, no son los robots, ni la informática inteligente -aunque estas sean herramientas valiosas a su servicio-. La base real y sostenible en el tiempo es el que las personas empleadas a todos los niveles se motiven con la tecnología y métodos que manejan al ver que comprenden sus intríngulis técnicos y su sentido estratégico y social, y que se sientan entonces capaces de hacerlos evolucionar.
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