Traspasé el umbral y la luz, la transparencia y los reflejos me desconcertaron. Alumbraban un universo de objetos rítmicos en su movimiento. ¿Una danza? Pensé.
Casi inmediatamente me vino a la cabeza la “música de las esferas y los sólidos Platónicos”.
Sí, la armonía con que las matemáticas de Pitágoras gobernaban las proporciones de su andar.
Una extraña fábula en…
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